De caminar pausado, con voz tenue y dulce, se entreteje la figura casi irreal de una dama del viento quien con su andar escribe historias en cada una de las persona que la conocen. Ojos finos con mirada fijada en el ocaso del tiempo: Ligia Martínez quien se define a sí misma como un ser tranquilo casi atemporal se nos presenta de forma angélica siempre que reclamamos a la vida un abrazo o una palabra sabia, fruto de la experiencia y años luz recorridos en en el conocimiento de la dignidad humana.
Artista costarricense, nacida en la provincia de Cartago en el año 60, del siglo pasado, recorre sus mejores tiempos de la mano de una guerrera incansable de batallas de dignidad y amor, su madre, quien deposita en Ligia los mas puros valores que puede tener una mujer. Sus palabras lo confirman «soy hija de una familia humilde y con una madre hermosa que forjó en sus hijos y especialmente en mi persona : los bellos sentimientos del amor y el respeto».
Jurista de la vida pero anarquista del sistema, aborta su carrera como abogado y decide volar al Norteamérica donde ella misma nos describe su experiencia:
«…al filo de abandonarla(haciendo referencia a su carrera de derecho) Razón por la que me fui a norte América y así se me hizo encontrar la verdadera pasión de mi identidad dedicando mi vida al área del arte y otras funciones que por aspectos económicos me resultaban más rápidas rentables y menos complicadas por lo qué dedique tiempo trabajando para la embajada de Estados Unidos , donde por razones obvias debía de aprovechar mi tiempo libre :después de mi trabajo en la embajada
en horas productivas, en suelo norteamericano Brooklyn, New York , California , Missouri, Colorado , Nevada, las Vegas y New Orleans tiempo que consumí entre mis pensamientos lejanos a mi familia,que se plasmaba en papel lápices pinceles y óleos , siempre buscando formas para salir adelante y sacar adelante mi razón de existir delante de los míos y cubrir en alguna medida las necesidades primarias. Les contaré :
Cuando estuve en la avenida francesa en New Orleans tuve la oportunidad de tratar a varios artistas importantes entre ellos Italianos Franceses Alemanes Españoles con los que de forma muy puntual y sencilla yo aprendí métodos de dibujo realista al carbón y al óleo. Logré captar la esencia y la percepción de detalles físicos con mucha precisión y con la ayuda. De estos expertos corregí errores, en trazos qué me ayudaban a ser cada vez más atenta a los detalles de cada perfil, logrando clientes de forma muy regular , y esto me permitía conservar mi trabajo en el consulado y en la calle de artistas , luego dado a situaciones de fuerza mayor llámese salud de mi madre me vi en la realidad de regresar a Costa Rica y buscar de nuevo trabajo en la universidad de Costa Rica donde hasta hoy tengo 25 años de laborar y en mi tiempos libres mi creatividad me pide sacar del alma la pasión y plasmar lienzos , hacer esculturas y entregar a la vida lo más hermoso que Dios me ha dado ”el arte “ que hoy expongo ante ustedes para su valiosa y constructiva observación.
Plasmando la esencia de las personas con un carboncillo, el arte y el amor que solo Ligia puede ver en su gente.
Dama elegante que hoy día es madre y abuela, ha transmitido su inquietud artística a sus nietas, ellas ponen sus genes en los finos instrumentos musicales que acarician. Ligia hoy me recuerda ese texto dramático que una vez escribí, «De vida, amor y muerte». Vida en el amor y muerte en la pasión del mismo.