NAVIDAD, pincelada de tradición latinoamericana.

Vientos y noches frías que marcan la llegada de la navidad, para unos una celebración religiosa o simplemente el momento de arrancar con las tradiciones de sus pueblos. Para otros una época de reflexión y unión sin dejar de lado a aquellos que evocan bellos momentos al lado de sus amigos y familiares que ahora les cuidan desde el cielo. Miles de connotaciones tiene la época de navidad. Lo que es cierto es que la gran mayoría de la población celebra en estas fechas el nacimiento de un profeta, sea o no el mesias o el salvador, el hijo directo del Padre Eterno o un simple mortal, lo que es sabido es que fue un parte aguas que divide la historia de la humanidad en dos épocas, el antes y el después del nacimiento de ese hombre valeroso que con una sola arma logró unir a las naciones en un fervor y una ideología, su arma es la Sabidruría, escudada en la sensatez, la igualdad social y el derecho a una vida digna y feliz.

Jesús de Nazareth, como le dicen muchos, ha despertado cientos de emociones a lo largo de la nueva historia de la humanidad y en Latinoamérica, región de música y color, su recuerdo pone a vibrar esas llamas ardientes de la escencia del criollo, el aborigen, el mestizo el ahora ser latinoamericano.

Hereda esta región la tradición europea de venerar al Santo de Nazaret y conmemorar su nacimiento adornando sus casas con la imagen del belén, un conjunto de figuritas que representa el evento mágico de esa noche, el nacimiento del profeta. Estas figuras con escoltadas por juguetes, imagenes de animales de la granja, artesanías y luces multicolores que asemejan ese universo mágico de estrellas donde mora el Padre eterno y su hijo Jesús. Ofrendas florales se hacen presentes aunadas a ofrendas de luz o veladoras.

Pero en Costa Rica, uno de los países mas sencillos de Latinoamérica brilla el tradicional «rezo del niño». Evento al cual se invitan familiares, vecinos, amigos, un Santo Rosario, lucido y cargado de música y colores donde las familias agradecen al Mesías todos los dones recibidos durante el año, su buena salud y sus alimentos, así como se reconcilian con la vida en la esperanza de la vida eterna entregada por Jesús y veneran el nacimiento del profeta. Todo ello acompañado por músicos tradicionales costarricences que tiñen el ambiente de villancicos y alabanzas.

Lucen también en este evento las comidas tradicionales del País, tamales, pan de elote, arroz con leche, café, panes caseros y sin faltar el tradicional rompope, un ponche de leche, huevo, canela y ron.

Esta actividad tiene lugar en casi todos los hogares costarricences después de la noche de navidad y hasta el día de la Candelaria, el dos de febrero.

Este año esperamos disfrutar de algunos tamales, panes y rompope al rededor del Nacimiento de Belén de alguna familia tradicional costarricense.

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